Power & Market

El gran dilema de Juvenal: «¿quién guardará la Reserva Federal?»

«¿Quién guardará a estos guardianes?» Esta frase de Juvenal, escritor satírico de Roma, es una pregunta inmortal, aunque en ningún lugar resulta más pertinente que a la hora de decidir quién debe supervisar la Reserva Federal. En la Reserva Federal tenemos supuestos guardianes de la estabilidad de los precios que han decidido por sí mismos crear una inflación perpetua.

Para que quede claro: los guardianes de la moneda han decidido por sí mismos depreciarla para siempre. Los guardianes de la estabilidad financiera se han declarado técnicamente insolventes, con un capital negativo que supera ya los 100.000 millones de dólares. Los guardianes que no pueden hacer previsiones económicas fiables afirman incansablemente que deben ser «independientes».

Qué disparate total.  Ninguna parte de nuestro gobierno constitucional debe ser independiente de los controles y equilibrios que forman parte del esquema de la Fundación y que deben aplicarse a todas sus partes. Naturalmente, el deseo ardiente de toda burocracia gubernamental es ser independiente de los representantes elegidos, pero la idea de que la Reserva Federal es «independiente» no figura en ninguna parte de la Ley de la Reserva Federal. 

Mostrando la idea contraria, la Ley original convertía automáticamente al Secretario del Tesoro en Presidente de la Junta de la Reserva Federal. Una descripción notable de la historia de la Fed es que ésta tiene «independencia dentro del gobierno», algo diferente de ser independiente. Todos —el 100 por cien— de los poderes monetarios concedidos en la Constitución al gobierno se conceden al Congreso.

Ya es hora de que el Congreso empiece a tomarse en serio la supervisión de la Reserva Federal dentro del gobierno aprobando rápidamente dos proyectos de ley pendientes:  La «Ley de Transparencia de la Reserva Federal», reintroducida por el senador Rand Paul, y la «Ley de Transparencia de Pérdidas de la Reserva Federal», reintroducida por el congresista French Hill. La promulgación de estos proyectos de ley coherentes entre sí sería un gran paso adelante. 

La «Ley de Transparencia», aprobada previamente por la Cámara en 2014 con el abrumador voto de 333 a favor y 92 en contra, se conoce comúnmente como «Audit the Fed».  Sin embargo, se trata de mucho más que una auditoría financiera de los libros, por importantes que sean esas auditorías.  En realidad, se trata de dar al Congreso los conocimientos necesarios para llevar a cabo una supervisión seria.  Como escribió recientemente el senador Paul, «la transparencia y la supervisión de toda institución gubernamental son imperativas.» 

La «Ley de Transparencia de Pérdidas» pondría al Congreso en una mejor posición para entender las propias finanzas de la Fed. Lo haría mediante el requisito, obviamente sensato, de que el balance de la Fed debe aplicar los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados. El proyecto de ley también prohibiría, con admirable sentido común, que la Fed pague los gastos de un organismo no relacionado mientras la propia Fed pierde 114.000 millones de dólares al año.

Las profundas cuestiones de qué tipo de dinero es el adecuado para nuestro país, incluida la de si la Reserva Federal está facultada para crear una inflación perpetua en lugar de precios estables, no son decisiones que pueda tomar unilateralmente la Reserva Federal. Y sólo invitan a más preguntas. En caso de inflación perpetua, ¿a qué tasa? Si los precios son estables, ¿cómo garantizar la solidez del dinero? Son cuestiones intrínsecamente políticas. Es una arrogancia por parte de la Reserva Federal imaginar que tiene autoridad para tomar tales decisiones. Que presente recomendaciones formales al Congreso.

La Fed tiene una tendencia siempre recurrente a crear inflaciones, burbujas de precios de los activos, riesgo sistémico y las dolorosas correcciones consiguientes, porque combina un gran poder con una incapacidad demostrada, e ineludible, para predecir el futuro financiero.  Esta combinación la convierte en «la institución financiera más peligrosa del mundo». Necesita una supervisión seria y una interacción sustantiva con los representantes electos del pueblo que se han hecho expertos en cuestiones de banca central.

Entonces, ¿quién debe guardar a la Fed en el sistema constitucional de controles y equilibrios?  La respuesta es el Congreso, con su poder inequívoco sobre cuestiones monetarias claramente designado en la quinta cláusula del Artículo I, Sección 8 de la Constitución. El Congreso debe revisar las leyes para garantizar una supervisión eficaz y organizarse para ser el guardián requerido del dinero del pueblo y del banco central. 

En mi opinión, esto debería incluir que los comités bancarios tanto del Senado como de la Cámara de Representantes tuvieran un subcomité dedicado exclusivamente a la supervisión de la Reserva Federal, que es el banco central no sólo de los  Estados Unidos, sino de todo el mundo que utiliza el dólar, y de sus mercados dominantes de crédito, dinero y capitales, y además tiene enormes efectos en la vida cotidiana del pueblo americano por su envilecimiento de la moneda.

image/svg+xml
Note: The views expressed on Mises.org are not necessarily those of the Mises Institute.
What is the Mises Institute?

The Mises Institute is a non-profit organization that exists to promote teaching and research in the Austrian School of economics, individual freedom, honest history, and international peace, in the tradition of Ludwig von Mises and Murray N. Rothbard. 

Non-political, non-partisan, and non-PC, we advocate a radical shift in the intellectual climate, away from statism and toward a private property order. We believe that our foundational ideas are of permanent value, and oppose all efforts at compromise, sellout, and amalgamation of these ideas with fashionable political, cultural, and social doctrines inimical to their spirit.

Become a Member
Mises Institute